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Discípulos de Cristo

L u c a s   1 4 : 2 5 - 3 5

Jesús tuvo un motivo al dirigirse a la gente, Él conocía completamente el corazón de ellos, y sabía que no le estaban siguiendo para servirle, sino por sus dádivas. La primera reflexión que surge de esta lectura, es meditar respecto al motivo del por qué seguimos a Jesucristo.
La multitud que seguía a Cristo estaba siendo motivada por algo, ellos ya habían visto milagros, sanación de un leproso, de un paralítico, había resucitado a una niña, había dado de comer a cinco mil personas, les gustaba como predicaba. ¿Qué les motivaba de Jesús, su vida o sus señales? ¿Qué motiva tu corazón? ¿Por qué seguimos a Jesús? ¿Por sus dádivas, sus añadiduras o el servirlo? ¿Qué nos motiva realmente?
Una de las reflexiones que aflorecen a la luz de este acontecimiento, es la interrogante de si se puede ser seguidor de Cristo y no ser su discípulo.
Este es uno de los problemas más graves de la Iglesia hoy en día. Seguir a Cristo de lejos y no ser un verdadero discípulo de Cristo.
Jesús no estaba interesado en las multitudes, en otras palabras no le interesaba la cantidad, El le interesaba la calidad.
En este tiempo Dios está preocupado por su Iglesia, por sus hijos, por la calidad de sus discípulos. El ser discípulo no es sólo el seguir a Cristo, ni tampoco el ser cautivado por sus señales, sus milagros, su poder. El ser discípulo involucra tres actitudes que el mismo Jesús patentó en este pasaje:
1.- NEGARSE A SI MISMO (v. 26)
Lc 9:23; Mateo 10:37-39; 16:24.

Uno de los grandes dilemas de un cristiano con respecto al servicio a Dios, es el “yo” interno que tenemos. Si examinamos nuestras vidas, y nos preguntamos ¿hasta qué punto nuestro “yo” gobierna nuestras vidas? Nos daríamos cuenta que la gran parte de los problemas que tenemos para dejarnos gobernar por Cristo, es producto de nuestro “yo”. Amar a Jesús mas que a nosotros mismos, es negarnos a nuestro “yo”.Pablo en cierta ocasión le dice a Timoteo, “ten cuidado de ti mismo, y de tu doctrina”. Dejar que Cristo tome el primer lugar en nuestras vidas, es algo que tiene que pasar primeramente por el negarnos a nosotros mismos. 2 Cor. 5:15.
Vivimos cada día pensando en satisfacer nuestras necesidades, en buscar las añadiduras que Dios nos puede dar, y hemos olvidado que Dios está interesado en conocernos, en que lo sirvamos sin esperar nada a cambio. ¿Para qué servimos a Dios? ¿Para el bien de nosotros o para agradar su corazón? Jesús nos está diciendo que aquel que quiera ser su discípulo debe amarlo a El más que a todas las cosas, y más que a su propia vida. Recordemos uno de los mandamientos más importantes que el mismo Jesús, resumió la Ley en este mandamiento: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente, y con toda tus fuerzas”. ¿Por qué razón Dios, quiere que por medio de un mandamiento lo amemos con todo nuestro ser?, yo me preguntaba esto, ¿el amar a Dios es algo de sentimiento o una obligación de todo discípulo. Algunos pueden decir; “yo a veces siento que no amo a Dios”, o no “me nace amar a Dios”. Saben que amar a Dios o a Jesucristo no es una emoción o sentimiento, no es algo que queramos o no queramos, es un mandamiento. Jesucristo en cierta ocasión, estando con sus discípulos, diciéndoles que ya había llegado su hora, Pedro le dice algo. Juan 13:36-38: ¿Y a dónde vas, Señor? --preguntó Simón Pedro. --A donde yo voy, no puedes seguirme ahora, pero me seguirás más tarde.
--Señor --insistió Pedro--, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Por ti daré hasta la vida.
--¿Tú darás la vida por mí? ¡De veras te aseguro que antes que cante el gallo, me negarás tres veces!
En otro pasaje se dice de la misma ocasión.
Mat 26:33 Respondiendo Pedro, le dijo: Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré.
Jesús le dijo: De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces.
Pedro le dijo: Aunque me sea necesario morir contigo, no te negaré. Y todos los discípulos dijeron lo mismo.

Cuantas veces le hemos demostrado a Dios nuestro amor con cosas bonitas que le decimos, con promesas que nunca cumplimos. Yo creo que en ese momento Pedro estaba sintiendo dar la vida por el Señor, estaba emocionado por Jesús. Sin embargo lo que pasó después conocemos la historia. Cuando Jesús resucitó se encontró con sus discípulos y desayunaron juntos, leamos el pasaje. Juan 21:15-18: Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro:
-Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos.
Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas.
Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.
De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras.
En el original griego, Jesucristo las primeras dos veces que le pregunta a Pedro, utiliza la palabra agapao, que significa amar, y Pedro respondía con phileo, que significa querer. En la tercera pregunta, Jesús utiliza la misma palabra que usaba Pedro. Es decir la lectura quedaría así, Simon hijo de Jonás…
Jesús con la última pregunta quería saber si efectivamente existía el sentimiento que Pedro había manifestado en sus respuestas. Pedro entendió luego la diferencia entre una emoción y el amor verdadero que Jesús estaba pidiendo. Lo vemos en sus escritos donde utiliza mas de nueve veces la palabra ágape o agapao.
Dios nos esta llamando a volver nuestro corazón a El, volver nuestro amor hacia a El, podemos estar haciendo todas las cosas extremadamente bien, pero si nuestro amor no ha alcanzado esa entrega completa, ese afecto entrañable por Cristo, de nada sirve.
La crítica que recibió la Iglesia de Éfeso fue precisamente por este tema.
Vayamos a Apocalipsis 2:1-5.
¿Por qué Dios iba sentenciado a la Iglesia de Éfeso? Porque había dejado de hacer las obras que emanaban de su primer amor, el versículo clave de este pasaje es el v.5. Ella no tenía que hacer más obras, pues las estaba haciendo bien, sino que las tenía que hacer, cimentándolas en el amor ferviente que tenían al principio.
Amar a Cristo más que a todo, y negarnos a nosotros mismos, es lo que demanda El para ser su discípulo. El tenía toda autoridad para decirnos que debemos negarnos, El es el ejemplo más notorio en la biblia de aquel que se niega. Filipenses 2:5-11. Esta es la prueba más grande de alguien que se negó por completo para venir a dar la vida por los que ama. No nos fijemos en nosotros mismos, sino en agradar a aquel que nos llamó. Busquemos la gloria de Dios y no la de los hombres, no seamos como los fariseos. Juan 12:42-43
Dios está preparando algo para esta generación. Lo que la generación anterior no vio, lo verá esta.1 Corintios 2:9

2.- DETERMINACIÓN (v.27)

El ser discípulo de Cristo es una decisión, así mismo como lo es el cargar la cruz, el cargar nuestra cruz. Cuando Jesús dijo esto, los oyentes entendieron perfectamente lo que estaba tratando de decir, pero a pesar que lo entendieron, lo hallaron completamente descabellado lo que estaba diciendo. En ese tiempo la cruz, significaba el ser avergonzado públicamente como alguien que había cometido algún crimen, no cualquiera era crucificado. La cruz para los judíos era una maldición (Gálatas 3:13), era símbolo de vergüenza y de humillación. La persona que cargaba su cruz, sabia que iba directamente a la muerte, y que antes iba a ser avergonzado públicamente. Esto fue lo que sufrió Cristo por nosotros, Pablo lo dice Hebreos 12:2. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.
Todos sabemos que Cristo no estaba diciendo que todos sus discípulos tenían que morir en una cruz, sino que era algo simbólico, algo implícito. ¿A qué se refiere Cristo con cargar nuestra cruz?. Porque vemos que el cargar la cruz, no es algo que va en contra de nuestra voluntad, ya que alguien puede decir: “yo, ya estoy cargando mi cruz, esta enfermedad que tengo es mi cruz”, otros pueden decir:”el esposo/a es mi cruz”. El cargar la cruz es una determinación o decisión. Nosotros decidimos cargar nuestra cruz. Y aquel que decide cargar su cruz, debe estar dispuesto a morir, debe calcular el costo de lo que significa morir. Algunos escritores contemporáneos describen la cruz, como una de las muertes más dolorosas que pueden existir. Nosotros tenemos que tener el deseo de morir todos los días, morir a nuestro viejo hombre/a 1 Corintios 5:7, Gálatas 5:24; Efesios 4:22-24.
Nadie dijo que el morir sea fácil, a nadie le gusta morir, o despojarse de lo que ha estado aferrado por años. Para que alguien quiera morir, debe de tener la convicción de querer agradar a su Señor. Sin embargo, esa es la actitud, que Dios quiere de nosotros, el despojarnos de nuestras comodidades, de nuestros sueños, de nuestras metas, de nuestra vieja persona, para poder ser su discípulo.
Son muy pocas las personas que sienten la necesidad de querer morir todos los días para agradar a Dios, son aquellas que en forma figurada no aman su vida, ya que quieren ser sepultados para nacer de nuevo. Juan 12:23-25.
Pablo dice de él mismo, Gálatas 2:20:” He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí.”
El mismo determinó morir juntamente con Cristo, en otras palabras está diciendo, ¡“He muerto a mi vieja criatura, y ahora sirvo a mi Cristo”¡.
Cuanto necesitamos tener esa misma actitud, el desear morir, para que Cristo viva en nosotros. Cuantas veces decimos; ¡”Señor lléname de tu presencia, de tu Espíritu”¡, sin saber que antes de ser llenados tenemos que ser vaciados. Para colocar una agua limpia en un vaso que tiene agua sucia, ¿no hay que vaciar primero el vaso, para después llenarlo.
Otro ejemplo es el de Nicodemo. Juan 3:1-6.
Necesariamente para ser discípulo de Cristo debemos nacer de nuevo, morir nuestro “yo”, tener el deseo en nuestro corazón de cargar nuestra cruz, y tener en cuenta el costo de lo que eso significa. Cristo nos garantizó que si estamos en El, seríamos nueva criatura: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es, las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas.”
Dios está buscando niños, jóvenes, y adultos que determinen en su corazón servirlo. ¿De que otra manera Dios va a levantar a esta generación, sino la ve completamente decidida a dar la vida por Cristo?
Grandes hombres en la historia de la Biblia han determinado en su corazón servir a Dios a pesar de todas las aflicciones. Por ejemplo. Daniel 1:6-8” Entre estos jóvenes se encontraban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, que eran de Judá,y a los cuales el jefe de oficiales les cambió el nombre: a Daniel lo llamó Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abednego.
Pero Daniel se propuso no *contaminarse con la comida y el vino del rey, así que le pidió al jefe de oficiales que no lo obligara a contaminarse.”
Cargar la cruz. ¿Cuantos en la Iglesia, han decaído por no haber querido cargar su cruz, los que no se sentaron a calcular el costo de lo que eso significaba?¿Cuántos empezaron como los la Iglesia de Éfeso, que poco a poco fueron enfriando su amor por Cristo? Los que cimentaron piedras tras piedras, pero nunca terminaron su construcción.

3.- DEPENDENCIA (v.33)

Aquel que renuncia a todos a sus bienes literalmente, ¿de quién depende? ¿Quién lo sustenta?
Esa es la actitud que Dios desea de nosotros, una actitud de dependencia a Él.
Sólo aquel que es dependiente, le busca, no puede vivir un día sin la aprobación de Dios, sólo aquel que es dependiente a Dios, se niega a sí mismo, sólo aquel que es dependiente a Dios, carga su cruz y le sigue, sólo aquel que es dependiente, es capaz de dejar su casa, su familia, sus bienes, su trabajo, para servirle.
Aquel que ha decidido depender de Dios, es muy difícil separarse de El.
Los discípulos de Cristo, tomaron una decisión tan radical, que aunque ellos hubieran querido separarse de Cristo, su corazón ya había asumido depender de El. Nosotros ¿que hemos decidido?. Si estamos interesados en las añadiduras del reino, lo mas probable es que nuestro corazón ya no dependa de Cristo.


Juan 6:60-69.
¿Por qué algunos le dieron la espalda a Jesús?, ¿qué es lo que ellos pedían?
Juan 6:25-26
Jesús sabía perfectamente que ellos andaban detrás de los panes y los peces, y cuando ellos vieron que Jesús ya no les iba a dar de este pan, volvieron a lo que hacían antes.
Pero ¿cuál fue la actitud de los doce?.(Juan 6:67-69)
Ellos ya habían determinado depender de Cristo.
Alguien que ha creído a Dios, que hace algún tiempo dijo yo serviré a Dios, pero que en el trayecto decayó. Es muy difícil volver al mismo camino que antes seguía. La gente descarriada es la más incrédula al volver a Dios. Y se cumple lo que Jesús dice. (Lucas 14:34; Mateo 5:13)

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